Cuando un francés invita gente a cenar, es impensable que no sirva, antes de sentarse a la mesa, una pequeña copa acompañado por un pequeño “canapé” (¡no el sillón,jaja!).
Este pasaje obligatorio, este rito inmutable, es el aperitivo, o simplemente “l’apéro”.
Probablemente propondremos Ricard, Martini, Whisky, una cerveza o un zumo de fruto. O todavía la famosa mezcla de licor de grosella negra con el vino blanco, que lleva el nombre de su inventor, el canónigo Kir.
Sobre la mesita, hay normalmente cacahuetes, olivas y patatas fritas o algunas de estas galletas de aperitivos que tapizan las secciones en los supermercados franceses. Y esto, es el mínimo...
El mejor aperitivo es el que se pasa en verano con el Ricard y los cacahuetes…Mama mía!
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